domingo, 30 de septiembre de 2012

Diario de una limítrofe: 30 de septiembre


Es un hecho, hoy me mudo. Por fin me mudo, pero es una locura. El camión aun no llega y mí mamá no recuerda a quien demonios contrato para hacer la mudanza. Y hace una hora y cincuenta minutos que debió llegar el camión
Estamos llamando a otro sitio y no atienden. Nos lleva el demonio, y mi papa duerme, a él no le importa. Y yo ansiosa, pero de buen humor, cosa que es muy extraña.
Por otro lado mi hermana esta de cumpleaños y se me ha olvidado felicitarla, y me ha reclamado. Aunque no ha sido peor que el día que se me olvido felicitar a mi madre.
En conclusión,  que complicado es cambiar de casa.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Diario de una limítrofe - 28 de septiembre

Cuando yo era una niña  utilizaba como diario una libreta de esas que sobran cuando se compran los útiles  del colegio. Luego tuve un diario bastante cursi en el cual no solo escribí anécdotas sin importancia, sino que también escribí, con mucha torpeza y fuerza, mí primer poema. Recuerdo que empezaba así: en sus ojos veo una niebla oscura que no me deja vivir... el poema se llamaba 'La tristeza de mi madre'. Ese poema fue una profesia, no hay duda de ello, pues años después, por mi culpa, sus ojos se nublaron, muchas veces, y aun no puedo vivir en paz. Pero hoy quizá por las facilidades que brinda la tegnologia he decidido escribir en este blog mis intimidades, pues igual nadie lo lee.
Habiendo ya introducido la entrada, hablaré de las molestias de hoy. Primero, no sé donde ubicarme, todo esta desordenado. Me estoy mudando. Así que podrán imaginarse todo lleno de cajas, de polvo, y el espacio personal reducido casi a cero. Esto me tiene más volátil que nunca, no me soporto. Segundo, mi cuarto esta "hasta las tetas", es decir esta lleno. Por lo tanto estoy durmiendo en un colchón en el cuarto de mi madre, así que podrán, fácilmente, imaginarse que no duermo. Solo puedo pensar en que existe la posibilidad que mi Papá se levante en la madrugada a hacer del cuerpo y termine por pasar encima mío y me aplaste como a una cucharacha, o que termine una lagartija del demonio, por error, en mí cama.
Pero eso no es todo, hoy estoy, aparte de todo, ansiosa porque irme a un sitio nuevo significa tener que acostumbrar mi cabeza a mi nuevo cuarto, a la luz que entra o no por la ventana, a los vecinos y a sus costumbres, y aunque sé que no son ruidosos, me imagino que serán más cremosos y eso. aunque me es menos desagradable que el ruido que hacían los evangelicos de al lado, tampoco es de mi aprecio.
En conclusión, espero que mañana sea un buen día o por lo menos no tan aburrido como el de hoy.


domingo, 23 de septiembre de 2012

Nuestra sexualidad como arma para la revolución


El carnaval de los animales - Michaela Pavlatova (2006)


 Esta una caricatura del estatus quo. Que sugiere visiones y percepciones distintas sobre lo que es nuestra sexualidad. Es un código que penetra en quienes lo ven, que tiene sentidos e intenciones en contra de la represión y de la violencia simbólica a la que hemos sido expuestos por intereses políticos y religiosos de quienes no desean seres pensantes en control de su mente y de su cuerpo. Invita a romper las barreras que existen en nuestro lenguaje corporal, y a replantear los cánones de naturalidad y de normalidad. En otras palabras este cortometraje es una representación sexual cargada de humor negro, de insinuaciones y de juego, es erotismo en su sentido y significaciones más amplias y complejas. Es un video que invita a la revolución sexual.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Sensaciones sin nombre.

Hoy, el ansioso.
los temblores en las manos,
la verborrea y las palpitaciones,
las etéreas banalidades; corazonadas.

Mañana, la abulia,
las tormentas, llanto.
Inspiración rezagada,
y tus labios incandescentes.

Ayer, la mania,
pensamientos incongruentes. 
Alucinando que alucino,
las ataduras de tus brazos. 

A proposito del jueves y viernes de Virginia Woolf y Alejandra Pizarnik







domingo, 16 de septiembre de 2012

Razones por las que debemos confiar en una profesora que de tarea deja lecturas del rincón del vago

En un domingo normal, es decir tedioso y caluroso, y en un momento de buena o mala suerte, recuerdo que el lunes empiezo parciales, por lo tanto decido verificar que lecturas dejaron para estos. Y es entonces cuando me encuentro una lectura del rincón del vago. Yo quedo sorprendida, en palabras más coloquiales: 'boquiabierta'. Pienso (Porque yo SI pienso) que es una contradicción que una profesora, con un titulo de pregrado y me imagino que de posgrado (no estaba prestando atención a su introducción de ella y de la clase),  este mandando lecturas del rincón del vago. Es decir, puedo entender que sus clases sean aburridas, pues la hora es cruel. Dos de la tarde en un curso SIN AIRE, con el sol encima prácticamente (imagine un sol, casi literalmente, encima de unos estudiantes), pero no puedo entender que además de tener que aguantar un sin fin de torturas, también aguantemos que se nos juzgue por leer de paginas no autorizadas y luego nos hagan envío de estas. No lo entiendo y no encuentro justificación, valida, para ello.

Sin embargo, con lo poco que he dicho quizá no puedan entender mi indignación. Por esa razón les ilustraré lo que yo tengo que vivir todas las semanas. Ahora ustedes, mis foráneos lectores, imaginen que son las dos de la tarde, que el clima es de 43 grados Celsius, con una sensación térmica de 48 grados, que el sudor les corre por todos lados. Que el curso es aproximadamente de unos 8 x 12 metros cuadrados, y que alberga, como si no fuera poco, unos 48 estudiantes. TODOS SUDADOS, fatigados por el almuerzo y por la siesta que no han tenido. Con una profesora, que trata a sus estudiantes como si estos no tuvieran ni cuatro dedos de frente, y que además grita todo el tiempo. Entonces no solo tendrán calor, hambre y sueño, sino que también saldrán del curso con dolor de cabeza y con ganas de estrangular al culpable de tan inclementes condiciones climáticas y espaciales.
Ahora bien, eso no es todo, las clases son terriblemente monótonas, todos los días lo mismo, solo cambia "el tema", el cual termina siendo el mismo: percepciones de la ya mencionada profesora escandalosa.

Bueno ya que medio saben lo que yo vivo, juzguen ustedes si mis razones para confiar en la profesora son o no viables.

- Se puede confiar en ella porque al igual que nosotros, en muchos de los casos, no quiere leer cosas de mayor nivel y de interpretación más compleja o más lenta.

- Ella si les juzga, es porque no quiere que repitamos su historia, así que es buena persona.

- Es honesta, pues claro, sabe que su verdad es obvia, así que no miente, nos manda lo que ella ha leído.

- Es escandalosa, porque considera que la cara de mamertos que tenemos en ese momento se debe a que no le entendemos, por lo tanto grita para ver si por fin la escuchamos. Hay que entenderla porque ella no sabe, que mientras más grita más fácil se nos es presionar mute a su fastidiosa voz. Es decir que no es su culpa, culpa nuestra por no nos hacernos entender.





domingo, 9 de septiembre de 2012

Cuando el cuando no da respuestas.

Cuando la noches son largas,
y la muerte del amor es inminente,
se escuchan los pasos de los no vivos,
de los que no mienten.

Cuando las historias no nos representan,
los símbolos universales se hacen incoherentes.
Entonces los recuerdos se hacen nada,
y la nada nos destierra.

Cuando los nudos nos retienen,
los pecados se hacen evidentes.
Cuando querer lo querido es estar ausente,
de la verdad y de los jardines que busco.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Lamentos incongruentes

Hay muchas cosas que quisiera decir, pero a veces las palabras no fluyen. Sin embargo pido disculpas por las veces que fluyen demasiado rápido, sin pensarlas, y digo cosas que realmente no quería decir. Lamento lamentarme y hacerte lamentar haber conocido auroras conmigo. Lamento ser quien te haga crecer, porque crecer duele. Lamento no estar siempre en el humor elocuente con el que me conociste, lamento no ser quien fui y quien amas. Lamento que ames mis ojos, lamento que te encante mi divertida groseria. Lamento que hayas visto mi sonrisa. Lamento no ser vos. Lamento no ser el ruiseñor que se posa en tu ventana todas las mañanas. Lamento no ser el árbol de raíces fuertes. Lamento estar ausente en tus noches, lamento no ser las voces de tu cabeza, porque si yo fuera ellas no lamentarías tenerlas. Lamento ser carne sin espiritu. Lamento ser vacío, y ser lamento. Lamento ser, lamento existir, pero más lamento no ser canción de cuna que te arruye. Lamento querer ser tu verdugo. Lamento no ser, la dualidad que se esconde tras mis ojos.

Las horas

A veces llega la hora de ser luz, a veces no. A veces nos pasan, a veces las cosas no pasan. A veces tenemos que abrir los ojos, pero a veces debemos estar ciegos. A veces siento que desfallezco, y a veces que aun no llega mi tiempo. Tiempo de ser horas. Horas siendo tiempos. A veces escucho una melodía que no existe, como la negación de mi propia existencia. A veces creo que solo intento ser horas, para no tener que vivir minutos. A veces creo que mi misantropía es el resultado de querer ser número y llanto. A veces pienso que hora de que te marches, y seas lejanía, lejos de las horas, lejos de la muerte, lejos del finito, lejos de mi ausencia. Pero a veces solo llega la oscuridad a las horas.

Yo

Tú no eres yo, pero te siento tan dentro.
Tú no eres yo, yo soy una esquina.
Una esquina solitaria, en un cuarto circular.
Circular en las noches de la mano de la muerte.
La muerte no eres tú ni soy yo.
Yo soy lo que soy y lo que no.
Lo que no eres tú, lo que serás.
Serás tormenta, serás llanto.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Si Virginia Woolf y Alejandra Pizarnik...

Si Virginia y Alejandra se hubiesen conocido, su historia habría sido tan distinta. Es más podría jurar que el amor habría llegado a ellas de sorpresa. No como el de Vita y Virginia, NO, uno más profundo, menos ausente. La dos en su soledad, pero juntas. En su melancolía, que las hizo tan ellas.

Quizás no se habrían suicidado. O sí Lo hubieran hecho, habría sido algo hermoso, juntas lejos de este miserable mundo. Lejos de esta doliente angustia, de está agonía que nos alimenta.

Ahora pienso en ellas, como si fueran una, sin serlo. De diferentes años, lamentablemente, pero tan contemporáneas, a la vez. Por esto y aquello, ellas son las diosas que escucho a diario, en sueños, en las las horas de lectura que les dedico, en las palabras que callo, en la voz del silencio, en los jardines que no veo. 

Si Virginia y Alejandra hubieran cruzado sus caminos, habría habido amor, de ese pasional, del que es como una adicción, del violento, del corrosivo. Sin embargo, su literatura, quizá nos fuera más ajena, porque en su lejanía, nos acercan. En sus memorias vivimos, en sus memorias vivo, sola, lejos de este mundo, cerca de ellas, lejos de sus individualidades. Cercana de sus palabras, de sus oraciones tan elocuentes. Cerca de Virginia en sus diarios y prosa; de Alejandra en su verso, en su lengua que hizo tan propia; cerca de La habitación propia de Virginia, que Pizarnik hizo suya, de las dos, de las 4.