domingo, 29 de diciembre de 2013

En paralelo

Kirchner
El poder de no poder materializar esa sombra es una cobardía que se me fue dada hace mucho. Hacer carne un miedo es algo muy arriesgado. Aunque he buscado abismos y encontrado varios, nunca me atreví a cortar raíces. Sin embargo, ahora la luz sale de mí, aunque aun conserve parte de mí en la oscuridad. Me encuentro entre el silencio y el desenfreno. Me pierdo entre un suspiro y un beso de su boca. Entre nubes reconozco tu voz en mi cabeza. Respondo a tu llamado como un vasallo. Entre contradicciones diarias vivimos un idilio de amor. Vivir con electricidad y en nuestra exposición a ella. El latir de la utopía en la utopía. Todo en su lugar en su perfecto lugar. Lunares y estrellas entre yo y ella. Mi pobre subconsciente trabaja el doble cosechando estructuras, desordenando recuerdos. 

Divagando

El latir de la utopía en la utopía. Todo en su lugar en su perfecto lugar. Lunares y estrellas entre yo y ella. La lentitud de mi conciente nunca termina de sorprenderme. Mi pobre subconscientre trabaja el doble y este lo disfruta. Todo depende de su aleatoridad,sus puertas desordenadas y oscuras. Puertas que aun en su ausencia siguen abiertas. Razón por la cual, en mis sueños se devela el deseo de poseerla y hacerla materia en mi cama. Mientras 1ue en la vigilia la pienso, de madrugada, cuando solo esta su recuerdo y las botellasde libido vacias, desde que no esta.

martes, 24 de diciembre de 2013

Melancolía


Mis manos acariciando la arena. Tu mirada a lo lejos incitándome. Incitándome a dejar mis ataduras en el mar. Pero llevo tanto, tantas raíces amarradas a mis pies. Tantas cosas que marcan mis pasos, sin yo tener más remedio que bajar la cabeza y cargas con las culpas. A veces, pienso que solo escribo para sacar de mis vísceras aquello que se pudre en mi interior. Aquellas dudas, dudas que rompen en mi cabeza todo el tiempo. Quizá, aquellas sombras solo son un simbolismo, un signo de alerta. Quizá, esa necesidad de cortar de mi mano un dedo que no le sobra, es solo la manera en que mi subconsciente me habla, y me dice que me siento incompleta, que me siento pérdida, o quizá que algo me sobra. Quizá solo hay algo roto, que aun se puede reparar, o quizá solo consiento esa herida fundamental para tener de que alimentar mis escritos. Quizá es como dice mi alter ego, solo te amarras al dolor porque esa es la única manera en que te sientes segura. Quizá es así. Quizá el dolor es lo único constante en mi vida, y por ello me amarro a el, como una niña con miedo a la pierna de su padre. Quizá, mi padre tiene mucho que ver en esto, quizá  no solo herede su misantropía. Quizá no solo herede esa sonrisa falsa, quizá no solo soy la chica de ojos tristes. Quizá en el fondo de mi alma no solo haya oscuridad, quizá soy un ser de luz que aun no encuentra la manera de salir del armario. Quizá no quiero salir del armario. Tal vez me siento segura en la cueva, quizá la soledad me atrae, quizá solo le tengo miedo a encontrarme a mi misma. Quizá, solo deseo unir mis mitades, pero puede que la oscuridad sea el único lugar común entre Nicolás y yo. Quizá ya no existe Nïcolás. Quizá lo empuje al vacío, quizá solo siento su perdida, quizá ha muerto, como dios. Quizá en mi no hay fe, quizá en mi no hay nada. Quizá, solo soy la nada que escribe oraciones sueltas y contradictorias. Quizá, no hay quizá. 


lunes, 23 de diciembre de 2013

mis madrugaditas

El tiempo pasa. Mi garganta se cierra y se hace de noche. Pasadas las dos de la mañana, elevada por un recuerdo te pienso entre nubes. Una pintura me recuerda que la luz al final de tu camino está en tu mirada. Que prefiero morir a abandonar en aquella vieja útopia el sueño de vivir a tu lado. Pues yo, a pesar de sentir que camino sobre arena movedisa,  prefiero vivir a tientas a no vivir en absoluto. Sabes, cielo, que a tu lado las palabras se hacen polvo, que me dejas expuesta a la tristeza, pero me regalas felicidad. Amor, mis noches son largas y tu imagen mi único refugio. La brisa fría amenaza con cerrar mis ojos, pero mis dedos frenéticos escriben lo que no entienden, lo que no saben, pero sospechan. Sospechan que te extraño, que deseo escribirte hasta caer rendida en el más profundo sueño jamás vivido por un ser en toda la historia del universo. Soñar, por ejemplo,  que te amarro con mis brazos y que mis labios presionan los tuyos. Una y otra vez, el amor deja huellas, aunque espera que no se le considere una casualidad o el nacimiento material de un deseo.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Entre instantes

Es hora de escribir un poco. Mis dedos han estado entre telarañas estos días, pero estoy de vuelta. Limpia por las aguas del mar feroz que nos acompaña este diciembre. Limpia por el viento que recorre la montaña de arriba a abajo. Limpia por las lagrimas que cayeron en los brazos del ser más hermoso del mundo. Limpia por aquellos instantes enérgicos, pero a la vez tristes que me acompañaron en el viaje de subir hasta la cima. En la cima, deje mi dolor enterrado, al lado de una fogata que amenazaba con apagarse en cada respiro del cielo. Por ese corto instante, me transformé en un siervo con mi mirada y recorrí cada matorral que ya no amenazaba con asustarme. Entre otros instantes, mi palabra se hizo pupila de mis pasos y jamás volvieron a estar sueltas. Ahora, caminan con cautela, se plasman donde deben, se viven donde se sienten. Al ritmo de 'Les Retrouvailles' se precipitaron a enterrarse en esta entrada o salida. Y así, poco a poco, el hito melancólico se hace sombra y la desazón pierde fuerza.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Miércoles.

Inspirada en la canción Sleeping At Last - Turning Page, se me vino a la cabeza un recuerdo. Mientras que de mis ojos nacían pequeñas gotas de agua de sal. 




Y allí estábamos. Un parque casi solitario, el inmenso cielo con sus millones de estrellas y la majestuosa luna de testigo. Nuestras manos atadas, mis ojos perplejos ante su belleza. Besos suaves que adormecían y besos especiales. Esos besos especiales son indefinibles, a veces son rápidos, otras veces no puedes ni recordar a que velocidad iban, pero es de esos que te llevan a otro mundo. Yo con ella me la pasaba en otro mundo. Ella tenía poderes sobre mí. Ella, ella podía hacer que mis labios temblasen siempre que sus cautivadores ojos se posaban sobre ellos. No importaba el lugar ni la ocasión. Una sola mirada de ella hacía temblar mis rodillas. Tiene sus encantos. Ella es más que mi musa. Por eso, ante el universo prometí mil y una cosas que no dije en voz alta. Ni la luna sabe todo lo que pensé en esas fracciones de segundo en que olvide hasta mi nombre. Por supuesto que el universo decía sí a nuestra causa. Aunque a veces me pierdo entre una cosa y otra, su imagen siempre estaba conmigo. Yo iba volando muy, muy, muy alto. Su voz me elevaba. Sus besos extrapolaron mi ser a un universo donde solo existíamos ella y yo. Porque por ese momento, solo existíamos ella y yo. 

Cuando se aferraba a mí, yo era feliz. 

Vuelo rápido

Era de noche. Sus gritos golpeaban fuerte, sus palabras herían y yo resistía sin ni siquiera parpadear. Discutíamos como de costumbre. Llegué a un punto de poder abstraerme en totalidad.  Mi alma vagaba por el pasado, por la belleza de su sonrisa, su mirada déspota, sus mil formas infantiles de decirme te quiero.  Después esa sensación venía a mí, las ganas de callarla. Empiezo a sentir sed, y lamento haber rechazado el vodka toda la noche, mi respiración se vuelve pesada, mis parpados bajan un poco, mis ojos hacen que ella baje su mirada. Muerde sus labios, ríe. Pongo mi mano entre sus piernas, y una voz aguda sale desde sus entrañas. En el medio de la nada, empezamos a besarnos con frenesí. Sus manos desesperadas me acarician, mientras beso su cuello. Nos quitamos la ropa a la velocidad que demandan dos cuerpos que se desean con cada átomo. Me muevo sobre ella, cierra sus ojos, muerde sus labios, los míos. Su respiración se agita y tiembla por dentro. En una va y ven, se viene, me vengo, nos vamos. Recoge sus cosas y yo las mías, y como si nada hubiera pasado sonreímos, me dice que me ama y asunto olvidado. Tantas palabras sueltas, para olvidar todo en un apasionado encuentro de cuerpos. Eros recibiría un nobel de paz, si en su nombre no se perpetuaran tantos asesinatos.Y ahora, los días suelen cambiar con tal velocidad, hoy eres tú, mañana seré yo, pronto será el mundo. Tomo una copa de vino en tu nombre, y la sombra de una niña intenta morderme. 

Más allá del bien y del mal.

La vi sentada en la esquina de mi casa. Llevaba un libro en las manos. La maquina del tiempo de H. G. Wells. Sus manos blancas y delicadas parecían acariciar el libro. Sus ojos se movían de un lado a otro. Casi podía sentir su voz leyendo. Su voz taladraba en mi cabeza, mientras caminaba con pasos cortos y silenciosos  hasta llegar a su lado. Su mirada se posó en la mía. Mi corazón latía tan rápido que parecía que no latía. Sus mejillas se tornaron muy rosadas, mientras que las mías ardían. No tuve tiempo de pensar en las consecuencias. Mis labios ya presionaban los de ella, en solo un abrir y cerrar de ojos. La noche y su silencio, nos abrazaron con fuerza. Mientras mis brazos la aprisionaban a mi pecho. De sangre fría y de mente caliente. Que mala combinación. La llevé a dentro, donde nadie pudiera vernos. Lentamente fui despojándola de sus vestiduras. Nuestros cuerpos insaciados fluctuaban con velocidad. Mis uñas se enterraban en su espalda. Sus dientes presionaban mis hombros. Sudor. estupor y sed. Sonidos electrónicos de fondo. Sus labios me dejaban sedienta y sin aliento. Ella satisfazo mis necesidades de adentro hacía fuera. Si el amor no estaba en nuestra puerta ahora, nunca vendría. La majestuosidad de su cuerpo no era nada comparado con la de su alma caliente. La desazón  se difumino en nuestros ojos al recordar que nada es para siempre. 

Reencarnación.

Las balas rompen contra mi cuerpo y se siente como si mis ojos se abrieran por primera vez en mucho tiempo. Tres balas fueron necesarias para tumbarme al piso. Mis ojos miraban sus ojos, mi luz se iba apagando. Un último suspiro nació desde lo más profundo de mi alma. En cuestiones de segundos, una fotografía tras otra se proyectaba en el inmenso cielo que nos arropaba. Sus labios enmudecidos me veían caer, sus manos sudaban, su corazón se agitaba a la par del mio perdiendo sus latidos. Un dolor punzante me robaba el aliento. Se me iba la vida. A nuestro alrededor no había nada, y había todo. En ese instante que fue casi eterno, perdimos el camino. No pude musitar palabra alguna. No hubo últimas palabras. Así de sencilla fue mi muerte. Así no más se me fue arrebatado el destello de mis mirada. Pero yo como alma vieja, reencarne en un ruiseñor. La belleza del mundo estaba ante mis ojos. Un vuelo alto definía mi destino. Y esta vez canté y canté, ya nadie me podría parar. 

lunes, 2 de diciembre de 2013

La linda historia de las olas contra una piedra

Las olas sin importar la onda, todas rompen igual contra la piedra. Una y otra vez. El va y ven del mar y su infinita grandeza, rompen contra la piedra. Pobre piedra. Eleanor Roosevelt escribió "Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento", así que la piedra se armó de valor y esperó con fuerza la siguiente ola, y la siguiente, y así por el resto de sus días. Es cierto, la piedra se enamoró del mar, sin importar que sus olas se llevarán un poco de ella en cada golpe. El amor es el mar. El mar es infinito, así también lo es el amor. No importa que suframos en cada golpe, en cada mirada, en cada beso robado, en cada caricia no dada. Si al final, por ese instante el amor es nuestro. Aunque luego se nos escape como la ola. Qué importa si duele, mientras la majestuosidad del mar arrope a la piedra, la piedra estará viva. Viva como el mar y como el amor. Viva como el sol que se refleja en ese azul infinito. Qué más da la eternidad del sufrimiento, mientras así de eterno sean los nuevos comienzos. Bendita piedra, benditas olas, bendito mar que a mis noches da vida. Bendita vida, benditas ganas de ser mar, aunque ahora solo sea esa piedra que espera las olas. 

Taking pictures of you

Mi mente vaga por todos los mitos de este universo. La paloma blanca ha vuelto en mi ventana. Ha venido con otra paloma mucho más pequeña y delgada. Como en mi historia Nico encontró en la irrealidad de una pintura un nuevo amigo que lo ayudaría a crecer como el árbol que cantaba la iguana tomaba café, para después poder partir como un niño grande a los brazos de su madre. Quizá la paloma se cansó de volar sola, o esta como yo, a veces, sola, pero acompañada. Es fortuito pensar, quizá, que en la noche no hay sombras que suelen jugar bromas, mientras las luciérnagas escasas no se ven. Pero, no es descabellado presumir que mis ojos te elevan en cada nuevo amanecer, cuando te pienso, cuando te siento, cuando te veo aunque estés lejos. Ahora, mientras estás más lejos que nunca, mi corazón te respira. Te respiro en cada intento de estremecerme entre tus palabras. Y así me voy al recuerdo de una estrella iluminando tus labios, tu suave piel, tu vestido de flores, los besos de los que fue testigo el universo, un para siempre ahogado en un te amo, las ganas de noche eterna entre tus brazos. 
La verdad amor es que si te pienso con fuerza puedo sentirte a mi lado, con tu sonrisa de nunca acabar, con tu energía que hace un mundo suspirar.



Do you remember me taking pictures of you?