Pintura: Carlos Azulay |
La verdad de quien vive sin ataduras terrenales, se contempla desde su libertad erótica. Así que no nombréis a la virtud ante mis ojos, que os mandaré el calor del infierno al abismo asexuado.
<<Decimos sin rubores que somos esclavos de los excesos>>
Cuando te sentéis a comer con un masoquista sumisamente admira lo que ante ti se encuentra; ponte el cuchillo en la garganta si sois hombre o mujer dado al apetito. Codicia las golosinas, y las carnes engañosas.
<<Decimos sin rubores que somos esclavos de los excesos>>
<<Decimos sin rubores que somos esclavos de los excesos>>
Deberéis hacer transcender las palabras. haréis poesía en un orgasmo. Haréis del vicio tu credo, al recorrer las aguas exquisitas de los caudales de Tánatos.
<<Decimos sin rubores que somos esclavos de los excesos>>
Inclina el oído y escucha mis palabras. Lleva a los excesos a tu prójimo, que de haceros esclavos de Eros me encargo yo.
<<Decimos sin rubores que somos esclavos de los excesos>>
No hables en presencia del virtuoso pues despreciará la influencia de tus palabras en sus partes intimas.
<<Decimos sin rubores que somos esclavos de los excesos>>