Puede que entre sus piernas este esa idea sustancial de saberme finito. Puede que quizá en aquella certeza de fluctuar compenetrados y sin prisa olvide hasta aquella sombra que me persigue.
Ese día no fue mi intención perder la razón. Mientras me dividía en dos, la vi desnuda. A milímetros y sin dejar de mirarla a los ojos, pasé mi lengua por sus labios. Solo recuerdo su mano precipitarse a mi rostro. Gotas carmesí cayeron al piso. Saboree mi sangre y sus ojos extasiados se dilataron un poco más. Los observe como quien se sabe perdido. La infinitud de esa oscuridad invadió aquel anhelo de ser abismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario