domingo, 13 de abril de 2014

Re de re

Debo decir que no imagino tu cuerpo desnudo junto al mío y que no alucino con saborear tu aroma con mi lengua ni mucho menos espero rozar mi alma con tu savia. Ahora, solo me persigue una imagen, que es solo mía, que ha quedado impregnada en mí, en toda yo. Aunque, te sé diferente y te pienso diferente. Aun inunda en mis torrentes sanguíneos el dulce veneno de tu mirada. Mirada que revelaba tus naipes y tu espíritu. Ahora no deseo hablarte, sino escucharte, reconocerte.

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