jueves, 12 de junio de 2014

062001412

De sus lagrimas brotaban lagrimas que no encontraban consuelo. Las pequeñas gotas de lluvia que caían en sus mejillas se hacían una con el agua salada que brotaba de su alma. Yo no podía hacer más nada que mirar impotente esa hermosa y triste escena que punzaba mi alma, me hacía humana. Nunca antes saboree la certeza de saberme capaz de sentir de tal manera, de tan siquiera sentir. Mi mirada seguía cada detalle de su angelical rostro. No llores, no llores, pensé. Pero, qué puedo decir, que puedo esbozar con una sonrisa en unos ojos que palidecen. 

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