martes, 4 de agosto de 2015

El devenir entre sus piernas

"Quizá tú seas la musa y yo el aire que te acaricia", me decía entre gemidos y otras incoherencias. Su sexo húmedo me invitaba a no separarme de su lado, tanto como aquellas palabras celestiales que nacían cada vez que tocaban mis dedos esos puntos clave que jamás le habían alcanzado. Recuerdo que me deslicé por ella sabiéndome perdido de antemano. Sabiéndome ajeno y a la vez tan sumergido en sus abismos. Sin darme cuenta como grito ahogado nació otro "quizá" y nuevos firmamentos. Entre movimientos desiguales y precipitados, repetía su nombre como un aleluya. Tal vez su desnudez es tan solo un eterno hasta luego. Pero mientras ella sea, aún en la duda, yo seré. Mientras el hambre haga agujeros en mi cuerpo, sus profundidades serán colonizadas por mis antojos. 

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