Hay muchas cosas en las que no creo, muchas más
son dudas impuestas por ese sentimiento de inconformidad que si bien me corroe
el alma, también me hace ser quien soy e indudablemente, quien no quiero dejar
de ser. Sin embargo, mientras más cerca estoy de ese ideal, más ausente me
siento y más ausente me quiero sentir. Es que este mundo miserable es mi tumba,
y por eso mi posteridad debe ser perfecta, bajo los cánones de perfección que
yo misma construiré solo para aquellos que viven, angustiosamente, en dos
mundos paralelos a la vez.
Aunque me tomen por loca, confío plenamente en
que encontraré la manera, de ser de este mundo, sin dejar de ser del otro. Pues
a la final yo soy una persona, con todas las connotaciones de la palabra, pero
que en un tiempo de perdida se transforma para transcender a lo simbólicamente
irónico y onírico de algo que existe en su propia nulidad.
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