viernes, 28 de septiembre de 2012

Diario de una limítrofe - 28 de septiembre

Cuando yo era una niña  utilizaba como diario una libreta de esas que sobran cuando se compran los útiles  del colegio. Luego tuve un diario bastante cursi en el cual no solo escribí anécdotas sin importancia, sino que también escribí, con mucha torpeza y fuerza, mí primer poema. Recuerdo que empezaba así: en sus ojos veo una niebla oscura que no me deja vivir... el poema se llamaba 'La tristeza de mi madre'. Ese poema fue una profesia, no hay duda de ello, pues años después, por mi culpa, sus ojos se nublaron, muchas veces, y aun no puedo vivir en paz. Pero hoy quizá por las facilidades que brinda la tegnologia he decidido escribir en este blog mis intimidades, pues igual nadie lo lee.
Habiendo ya introducido la entrada, hablaré de las molestias de hoy. Primero, no sé donde ubicarme, todo esta desordenado. Me estoy mudando. Así que podrán imaginarse todo lleno de cajas, de polvo, y el espacio personal reducido casi a cero. Esto me tiene más volátil que nunca, no me soporto. Segundo, mi cuarto esta "hasta las tetas", es decir esta lleno. Por lo tanto estoy durmiendo en un colchón en el cuarto de mi madre, así que podrán, fácilmente, imaginarse que no duermo. Solo puedo pensar en que existe la posibilidad que mi Papá se levante en la madrugada a hacer del cuerpo y termine por pasar encima mío y me aplaste como a una cucharacha, o que termine una lagartija del demonio, por error, en mí cama.
Pero eso no es todo, hoy estoy, aparte de todo, ansiosa porque irme a un sitio nuevo significa tener que acostumbrar mi cabeza a mi nuevo cuarto, a la luz que entra o no por la ventana, a los vecinos y a sus costumbres, y aunque sé que no son ruidosos, me imagino que serán más cremosos y eso. aunque me es menos desagradable que el ruido que hacían los evangelicos de al lado, tampoco es de mi aprecio.
En conclusión, espero que mañana sea un buen día o por lo menos no tan aburrido como el de hoy.


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