domingo, 21 de octubre de 2012

La belleza destructiva de la gloria.

Tú pura belleza, pura destrucción, incrustas, hasta en los seres más insignificantes, esa necesidad de ti. Eres deseo, materia, metafísica. Eres el camino al infierno; el infierno, la desintegración de Aradia y Ártemis. 
Te reconozco como la más insana criatura, la cosecha de la más exquisita maldad, capaz de destruir a una flor, capaz de nacer en un adios. Eres el descubrimiento del espíritu femenino, la sexualidad castrada de Kali; su sangre.  
Tú erudita de las artes más nobles, tú mi Saraswati, no me dejes caer. Quiero vivir ausente, elevada por tus eróticas fragancias. Quiero que tus ojos domen mi alma, la devoren lentamente. Lléname de ti, y de tu savia. Destrúyeme con ardiente pasión, hazme sentir que muero entre pecados. Transgrede las barreras del tiempo con sutileza, petrifica entre cumbres la tristeza de mi ser. 

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