domingo, 7 de octubre de 2012

Amor mío, mí pecado es terco.

Mis pasiones son nada, si no vienen de ti.
Mí avaricia es el acaparamiento de tus labios,
Mí pecado de saberte mía y sentirte, aún, lejana.
Mis sueños son mentira, si no eres tú quien me derrota.

Soy cobarde, amor mío, por saberme poca cosa, y aun así no poder dejarte ir.
Soy cruel, amor mío, por hacerte sufrir y deleitarme de ello.
Soy sabia, amor mío, por recorrer tus raíces y hacerte vivir.
Soy mendigo del cielo, por arrodillarme - siempre - a tus deseos.

Soy deseo y soy cielo, cuando tu cuerpo es calor contra el mío.
Soy raíz y soy lejano, cuando tu corazón está ausente.
Soy dientes y soy conciencia, cuando muerdo tu alma y te hago desfallecer.
Soy muerte y soy vida, cuando te veo partir y puedo respirar.

Soy metal ante el mundo y solo ardo ante ti.
Soy aguas, cuando me haces tuyo y cuando me humedece tu llanto.
Soy eternidad y espacio, cuando el universo de tu voluntad me elige una y otra vez.
Soy sucio, cuando me dejo llevar y venir de y en ti, amor mío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario