martes, 24 de diciembre de 2013

Melancolía


Mis manos acariciando la arena. Tu mirada a lo lejos incitándome. Incitándome a dejar mis ataduras en el mar. Pero llevo tanto, tantas raíces amarradas a mis pies. Tantas cosas que marcan mis pasos, sin yo tener más remedio que bajar la cabeza y cargas con las culpas. A veces, pienso que solo escribo para sacar de mis vísceras aquello que se pudre en mi interior. Aquellas dudas, dudas que rompen en mi cabeza todo el tiempo. Quizá, aquellas sombras solo son un simbolismo, un signo de alerta. Quizá, esa necesidad de cortar de mi mano un dedo que no le sobra, es solo la manera en que mi subconsciente me habla, y me dice que me siento incompleta, que me siento pérdida, o quizá que algo me sobra. Quizá solo hay algo roto, que aun se puede reparar, o quizá solo consiento esa herida fundamental para tener de que alimentar mis escritos. Quizá es como dice mi alter ego, solo te amarras al dolor porque esa es la única manera en que te sientes segura. Quizá es así. Quizá el dolor es lo único constante en mi vida, y por ello me amarro a el, como una niña con miedo a la pierna de su padre. Quizá, mi padre tiene mucho que ver en esto, quizá  no solo herede su misantropía. Quizá no solo herede esa sonrisa falsa, quizá no solo soy la chica de ojos tristes. Quizá en el fondo de mi alma no solo haya oscuridad, quizá soy un ser de luz que aun no encuentra la manera de salir del armario. Quizá no quiero salir del armario. Tal vez me siento segura en la cueva, quizá la soledad me atrae, quizá solo le tengo miedo a encontrarme a mi misma. Quizá, solo deseo unir mis mitades, pero puede que la oscuridad sea el único lugar común entre Nicolás y yo. Quizá ya no existe Nïcolás. Quizá lo empuje al vacío, quizá solo siento su perdida, quizá ha muerto, como dios. Quizá en mi no hay fe, quizá en mi no hay nada. Quizá, solo soy la nada que escribe oraciones sueltas y contradictorias. Quizá, no hay quizá. 


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